Pregón de la Semana Santa 2.018 a cargo de:
D. Mario López-Barrajón Barrios
Licenciado en Historia del Arte.
Profesor de la Universidad Pontificia de Comillas UDEMA.
D. Zacarías López-Barrajón Barrios
Historiador y Arqueólogo, Académico Correspondiente de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.
(Este pregón fue pronunciado en la iglesia de Santiago de la Espada el día 10 de marzo, contando con la inestimable participación de: un grupo vocal de cámara madrileño, que interpretó obras de Tomás Luis de Vitoria, Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales; así como de la Banda de la Escuela Municipal de Música bajo la dirección de D. Sebastián Heras Romero, que interpretó las marchas: “Mi amargura” de Víctor Manuel Ferrer Castillo y “Hossana in Excelsis” de Óscar Navarro González.)
INTRODUCCIÓN
“Sepan cuantos esta carta vieren como Yo Don Alfonso, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarve, Señor de Molina. Con Consejo e otorgamiento de la Reina Doña María, mi abuela, e con el Infante Don Juan e con el Infante Don Pedro, mis tíos y mis tutores.
E por muchos servicios e buenos que ficieron Don García Fernández, Maestre de la Caballería de la Orden de Santiago, él e su Orden ficieron a los Reynos de donde yo vengo, e facen aún. E por facer bien e merced a los lugares de Quintanar e de Vallehermoso que agora pueblan.
Tengo por bien e mando que todos sus vasallos que agora allí moran e los que allí vinieren a morar e poblar en adelante, que no pechen pecho cualquiera que sea, ni otros servicios, como ayudas e pedidos e fonsaderas, como todos los otros pechos e derechos cualesquiera que sean, en cualquier manera que yo en los dichos lugares tengo o debo tener, desde el día que esta carta es fecha hasta en diez años primeros que vienen, salvo moneda forera.
E por esta carta mando a cualquiera o cualesquiera cogedores que los dichos pechos e derechos hubiesen de recaudar, que no los demanden en los dichos lugares de Quintanar e de Vallehermoso, ni les prenden ni les tomen cosa cualquiera por esta razón.
Porque es mi voluntad que les sea guardada esta merced diez años. E mando al dicho Maestre de la dicha Orden que no consienta que ninguno vaya contra esto que yo mando en ninguna manera.
E esto lo mando en carta sellada con mi sello de cera colgado. La carta la fice en Toledo a siete días de noviembre. Era de mil trescientos e cincuenta e seis años. Yo Johan Miguel la fice por escribir por mandato del Rey e de los sus tutores. Joan Miguel.”
SALUDO
Excelentísimas autoridades civiles y religiosas, Presidente y miembros de la Junta de Cofradías, Presidente y Junta Directiva de la Hermandad Mayordomía de Nuestra Señora de la Piedad y del Santísimo Cristo de Gracia, devotos hermanos cofrades, amigos todos, muy buenas tardes.
Nos acompañan esta tarde la Banda de la Escuela Municipal de Música, dirigida por Don Sebastián Heras Romero y un grupo vocal de amigos venidos de Madrid para la ocasión, a los cuales queremos agradecer su colaboración en este acto.
El otorgamiento de la “Carta de Privilegios” en 1318 supone el reconocimiento de nuestra población como municipio hace hoy siete centurias. Su lectura pretende ser un homenaje a la importante efeméride que celebramos este año. Pero también un recordatorio de la pervivencia a lo largo de todos estos siglos de actos litúrgicos y solemnidades que recuerdan la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor JesuCristo.
Unos años después de su redacción tendrá lugar el traslado a Quintanar del Cristo de Gracia desde el vecino despoblado de Vallehermoso, asentamiento referido en el mismo documento fundacional, quizás la primera Procesión que vieron nuestros antepasados. Igualmente, los primeros Viacrucis penitenciales hacia el lugar de aparición de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de la Piedad a mediados del siglo XIV, marcaron el comienzo de una tradición que ha llegado a la actualidad y que ha ido siendo desvelada en muchos de sus aspectos históricos a través de la investigación de eruditos e historiadores locales, a los cuales desde aquí queremos homenajear.
La Exaltación de la doctrina contrareformista posterior al Concilio de Trento consagrará de manera definitiva esta forma de catequesis “callejera”. Surgirán los primeros desfiles procesionales, probablemente de flagelantes que, precedidos de una sencilla cruz, recorrerían las oscuras calles de nuestra población. En este contexto de efervescencia religiosa también aparecerán las primeras hermandades encargadas de ordenar los cortejos y que ya contarían con sencillos pasos. De 1696 datan las constituciones de la Cofradía de Jesús Nazareno y la Soledad en las que se nombran cargos y oficios, algunos de los cuales aún se conservan, como el del “muñidor”, cometido que ya desempeñara Sancho Panza en su pueblo, según reza en el Quijote. Con el tiempo se incorporarán nuevas tallas, se confeccionaran andas, ricos ajuares textiles y piezas de orfebrería. Incluso se comisionará a grandes artistas de la categoría de Agustín Ortiz de Villajos para la realización del extraordinario monumento eucarístico, que custodia la Hermandad Mayordomía de la Virgen de la Piedad y del Santísimo Cristo de Gracia.
Pero a lo largo de la historia, la Semana Santa quintanareña también ha sufrido momentos de crisis y postración. En la última contienda civil despareció la práctica totalidad de nuestro patrimonio litúrgico, que pudo ser restituido en los años inmediatamente posteriores gracias a la generosidad de muchas familias locales. Los aires de modernidad y secularización de los años sesenta del pasado siglo también pasaron su factura reduciendo la participación de la ciudadanía en estas solemnidades. Afortunadamente la creación de la junta de Cofradías en 1975 marcará el inicio de un periodo de desarrollo y pujanza que han conducido al esplendor que hoy admiramos. Aumentará el número de imágenes y pasos, así como de las Cofradías organizadas legalmente en torno a ellos. También aumentará el número de cofrades, Bandas de música, actos religiosos y culturales de una Semana Mayor declarada de Interés Turístico Regional, que aspira a reconocimientos más altos.
Hemos visto como detrás de estos 700 años de historia también se esconde un sentimiento que se renueva cada primavera y que constituye uno de nuestros más hermosos tesoros. Personalísima expresión estética de una fe arraigada, de una devoción profunda, momento de encuentro de familiares y amigos, cita cultural inexcusable por su valor plástico e histórico...todo ello hace que nuestra Semana Santa sea por todos reconocida como LA PASION DE UN PUEBLO.
TIEMPO DE CUARESMA
Ceniciento tiempo de cuaresma, gris paradoja de la primavera prometida, tiempo de reflexión y de silencio en medio de este mundo de ruidos y vaivenes.
Tiempo de medias luces y tinieblas, de vacío que ansía ser llenado.
Tiempo de mirarse dentro y de mirar al otro y quizás de asumir un reflejo insoportable.
Tiempo de mirarte a ti Cristo sin nombre, que, generoso sigues recorriendo los vía crucis a los que te condenamos eternamente con la amarga hiel de nuestras ofensas en tus labios.
Sales de una ermita hecha de piedra con los brazos extendidos y ya nunca los cierras. Te bajas del altar, desciendes a los suelos, tu gloria es rescatarnos encontrar nuestro rastro de soledad y de silencio. Tú vienes, como cada cuaresma a buscarnos, barrio a barrio, calle a calle, puerta a puerta, y a recordarnos que a pesar del dolor y de las dudas, tu luz y tu victoria nos esperan.
A ese Cristo sin nombre yo le canto. Al que agoniza mirando los balcones de su pueblo en Cuaresma. Al redentor peregrino de la mirada fija y la boca entreabierta. Al que mecen los hombros de sus hijos en esa cuna recia de maderos cruzados.
Yo te canto señor y tú me arrullas... me sosiegas en las noches de marzo. Tú que no descansaste, me descansas, tú que no te quejaste hoy soportas mis quejas y tus manos traspasadas me cobijan mientras reposo en ti buscando nombre con el que nombrarte.
TIEMPO DE VÍSPERAS
Frente al pozo de la cadena vive la Virgen de las Vísperas. La Dolorosa franciscana está vestida con el negro manto de la pena, pero su palio es un cielo verde de esperanza tachonado de estrellas. Abandona por unas horas el silencio claustral de su convento para ir en pos de un Cristo que se eleva sobre el Gólgota de nuestros pecados. Los mismos pecados que se clavan en el dorado acerico de su corazón.
Vamos a tu encuentro para consolarte, para calmar tu ahogo interminable. Te hallamos de pie, firme, valiente, todavía con fuerzas para abrir los brazos y ofrecernos generosa el inminente sacrificio del fruto de tu vientre. Tú nos enseñas, Virgen del colegio, que aunque el dolor y el vacío de la muerte nos ahoguen, siempre merece la pena esperar.
Tú mejor que nadie conoces los laberintos de la espera; nueve meses aguardando un hijo y treinta y tres años una sentencia que ya conocías.
Frente al pozo de la cadena vive la Virgen de mi infancia. La que todos los viernes de Dolores pone en hora el tiempo de la dulce espera... el tiempo de las vísperas.
JERUSALÉN MANCHEGO
El invierno termina el Domingo Ramos, la vida se abre paso en las carreras y las voces de los niños que hoy estrenan primavera...crecen a cada paso olivos y palmeras. La mañana está fresca, hay una nueva luz, voltea juguetona una campana en la espadaña y a su llamada van llegando estandartes y banderas. Al verlos así, juntos, a una cierta distancia parecen componer un pintoresco cuadro donde los colores se ordenan y desordenan frente al portón abierto.
Se distinguen diferentes tonos, están todos... el azul Angustias, el azul Tres María y el azul Siete Palabras. El rojo Cristo de Gracia y el rojo Descendimiento. El morado Nazareno, el morado “Pilatos”, el morado Medinaceli. El granate Cristo de la Humildad y el granate de santa Marta y san Juan. El negro Santo Sepulcro, el negro Dolorosa y el negro Soledad.
...Y por fin el blanco... blanco en la camisa de los anderos planchada la noche anterior por las manos blancas de una madre, blanco en las flores que adornan el paso, blanca la fachada de limpia cal recién tendida, blanca la túnica del Señor que entra a este Sion manchego montado en una mansa borriquita.
Cascada de colores de una primavera impaciente que se derraman como en un cuadro de Arnau, de Amelia, de Asensi o de Magina. Colores de un tapiz que anuncian al “Hijo de David”, “al que viene en nombre del Señor”. Colores que pintan alegría en la tierra y Hosannas en el cielo.
MIÉRCOLES DE CARRACAS
Cae la tarde, negras nubes asoman por “el Toledillo”, el mismo hombre que te entregó cuelga ya sin vida de un árbol seco. Los cielos se abren, vomitan su dolor por la traición. Hubieras podido rebelarte, parar este tormento con solo un gesto de tu mano derecha, fundir con tu mirada a los verdugos, pero guardas silencio. “Como cordero llevado al matadero, no abres la boca”. Te ofreces manso al escarnio y al ruido. Los dientes de las carracas que ensordecen te trituran... callas.
Que lección de humildad hoy nos ofreces Cristo silente, te dejas arrastrar por la turba, te entregas porque es necesario que te entregues. Tú que reinas sobre cielos y tierra te humillas por tu pueblo que camina en tinieblas errático y sin rumbo. Nos marcas el único camino cierto, la única posibilidad de salvación y trascendencia...EL AMOR.
El modesto amor de las cosas pequeñas donde se crece tu grandeza, el amor del día a día, el amor de una mirada, de un gesto el de un saludo. El cálido amor de una sonrisa que se ofrece y se regala sin contrapartida ni intereses. El que nos iguala y nos hace dignos en medio de este mundo loco de truenos y matracas, el que nos da la vida en medio de esta muerte.
NOCTURNO DEL JUEVES
Qué solo estás Jesús.
Hace apenas una hora festejabas la Pascua rodeado de amigos... ninguno ha entendido tus gestos esta noche en la cena. Les has lavado los pies como si fueras un sirviente, les has ofrecido tu cuerpo y tu sangre tomando de la mesa dos simples alimentos, les has dado pan y vino y ellos tampoco han comprendido. Sales al huerto a orar...algunos duermen. Solo el húmedo ábrego te acompaña esta noche, solo las ramas de olivo te prestan atención y plateadas se iluminan con la luna de la primavera.
Qué solo estás Jesús.
El humano miedo aparece, dudas, pero te levantas porque aceptas tu destino para salvar el nuestro...viene gente.
Un amistoso beso en tu mejilla marca el principio de del fin de la jornada, de tu fin.
Te han vestido la túnica blanca de los locos, te han maniatado, te han llevado de palacio en palacio donde habita el poder.
Te han condenado porque les incomoda tu proyecto de paz y de justicia. Te coronan de espinas y te cubren con una capa púrpura, varón de dolores, rey de las burlas.
Los mismos que saludaban tu llegada hace cinco días, hoy te escupen, te golpean, te atan a una columna y claman por tu muerte. Aquella gozosa multitud es ahora fiera turba cuando Pilato te presenta, y mientras tú cautivo callas.
Es la noche del escándalo del mundo, la de su locura perpetua, la de la ignorancia grosera y soez que siempre se impone a gritos, la que te humilla con el látigo de su crueldad.
Humilde capitán de mi navío
Dócil cordero que el timón dominas
No abandones al hombre al desvarío
Mira bien su dolor y su extravío
Y llévanos por la senda que hoy caminas.
La senda del amor, la de la vida
La de La Paz que alberga tu mirada
La que cura el hastío de esta vida cansada
La que levanta al alma cuando esta caída.
Y en el puerto seguro de tus brazos
Y en el calor amable de tu seno
Compón el corazón hecho pedazos
Del hombre que sin rumbos y a bandazos
Espera sentirse de tu gloria lleno.
LA HORA NONA
La campana de la torre centenaria anuncia una nueva jornada, de madrugada una blanca sombra transita por la judería. El solitario cortejo avanza por la calle de los Pacos, Reina Amalia, Callejón del Sol, las aguas, Piedad…, por la Jerusalén que todavía palpita en este pueblo viejo. Matinal Vía Crucis, que aquí aún se cuenta por pasos, la palangana dorada de “Pilatos” rebosa y el pebetero de incienso echa humo perfumando su trono.
Y cargas con la cruz, y Quintanar alfombra tú camino con lirios y claveles para que tus divinas plantas no se duelan. Y Quintanar te enjuga el rostro dolorido con pañuelo de seda tras las tres caídas en la calle grande. Hablas con tus ojos a las mujeres “no lloréis por mi” ellas te devuelven compasivas la mirada y les cuentan a sus hijos el valor de tu renuncia, el de tu martirio.
Tú también tienes madre Jesús, subirá por la cuesta de la calle lisa que asciende hasta el calvario siguiéndote de lejos. Se tragará el dolor que punza sus entrañas como el día en que naciste. Seguirá a Juan, el preferido, que eternamente señala el camino y los quicios cerrados de balcones vacíos...
Has llegado mi Dios a tu destino, no es el Tabor de ayer transfigurado, hoy solo dos pérfidos ladrones te acompañan. La gloria del calvario son tres cruces que se elevan al cielo en la hora nona cuando la sed abrasa las gargantas. Cuando los cuerpos se retuercen enredados como los sarmientos de una parra, cuando las bocas aúllan de dolor. Tú te estás muriendo y solo te quedan siete palabras de paz para morirte perdonando.
CAMINO AL CEMENTERIO
En el 2012 el Santo Sepulcro visitó el cementerio con motivo de la clausura del año de la fe. Cruzó la antigua carretera general desde la ermita de Santa Ana, ese lugar es la puerta de una muralla invisible, la que conduce en línea recta a nuestra última morada, hasta allí llegó. Si alguna vez lo visitáis fijaos en las tumbas, muchas de ellas exhiben junto a las fotos de los que ya se fueron las imágenes de sus devociones más queridas.
En este lugar la Semana Santa nunca se acaba. Podéis comprobarlo paseando entre los panteones, lápidas y nichos de los que ya no están, pero nos legaron además de la vida: la memoria, el cariño y esta pasión que nos quema por dentro cada primavera.
Allí las Siete Palabras, allí La Lanzada o el Cristo de Gracia, allí las Angustias y el Descendimiento, San Juan y Santa Marta. Más allá Las Tres Marías, el Santo Sepulcro y por todos lados La Soledad. La que más se repite, la que adopta mil formas y tamaños pero siempre es igual. La que todos reconocemos y en la que todos nos refugiamos. La Soledad que no nos abandona a la soledad. La que sabe que tras dos días de silencio y de negrura, los cielos... por fin se abrirán, y un año más se escucharán canciones de alegría.
LUMINOSO AMANECER DEL DOMINGO
No existe la noche en el Sábado Santo, los vencejos no entienden lo que pasa, trinan cuando el temprano sol del primer del Cirio Pascual se eleva por la huerta Postrera, en la capilla del asilo. Paradojas de este pueblo manchego que hace que el lugar del ocaso sea la cuna de la primera aurora del gozo. Mejor que nadie sabían los labradores que habitaban estos lares la vida que encerraba la semilla enterrada, la que rompía con fuerza inexplicable la dura corteza de la tierra reseca. Con un hortelano te confundió la Magdalena la mañana triunfal de tu regreso.
Esa mañana te hiciste besana preñada de primicias que todavía te derramas sin cuento tras el invierno yermo de la muerte.
Has vencido al dolor, has rasgado el velo de silencio que nos condenaba al fracaso y a la nada. Tu victoria es la nuestra, la del mundo, la de una creación que te saluda, que impaciente ilumina con luz matinal la melancólica noche del Sábado Santo. Los despistados vencejos no entienden lo que pasa, no paran de trinar y hoy su canto se parece a un eterno ALELUYA.