Pregón 2019

Pregón de la Semana Santa 2019 a cargo de:

 

D. Juan Ignacio López Serrano

Párroco de Cebolla (Toledo).

Vicario parroquial de Quintanar de la Orden (2011-2015).


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31/03/2019

SIEMPRE PIEDAD A TU LADO

 

Piedad,

nunca me fui de tu lado.

Aunque hiciera las maletas

y los vientos me alejaron.

Aunque dejé tras de mí

muchos meses desgastados

en las calles de este pueblo

y atrás quedaran lejanos

los desvelos y alegrías

que duermen tras sus tejados,

y atrás quedaran conventos,

la parroquia con sus altos

muros y viejos altares,

y detrás los campanarios

y atrás quedaran también

los rostros que tantos años

fueron mi casa y mi hogar

fueran también mis hermanos.

Aunque de Ti me alejara,

y atrás quedaran tus atrios,

yo te digo a Ti, Piedad,

que nunca marché de tu lado.

Aunque cruzara caminos

y traspasara los vados,

aunque surcara regiones

y navegara por campos

de las tierras andaluzas

hasta quedarme varado

en un pedazo de tierra

casas blancas y azulados

cielos yo siempre seguí

siempre Piedad a tu lado.

Porque aquí, en tu camarín,

por siempre quedó postrado

este pobre corazón

siempre contigo velando.

Y aunque nada se escuchase,

en el silencio cerrado

de visitas en tu ermita

y plegarias al Sagrario

por siempre estuvo contigo

mi corazón tan callando.

Y en medio de la quietud

como un trueno resonando

sonaba la letanía

siempre, Piedad, a tu lado.

Siempre, siempre, hasta que Tú

quisiste hacerme el regalo

de traerme aquí de nuevo,

que desandara mis pasos

y volviera a Quintanar,

y en Quintanar tu regazo,

y se fundieran por siempre

mi presente y mi pasado.

Por eso, sólo por eso,

vengo a cumplir el encargo

de pronunciar el Pregón

y anunciar que ha llegado

toda la Pasión de un Pueblo,

que transfigura sus calles,

Jerusalén renovado,

por ser el huerto y pretorio

y sus plazas en Calvarios.

Yo seré tu pregonero

sólo por Ti seré heraldo

de una nueva primavera

que florece verdeando

tras los viejos capirotes

los corazones rasgados.

Sólo contigo Piedad,

podré cumplir este trato

para ser el pregonero

de una Pascua que ha llegado

para elevar la Pasión,

de este Quintanar cristiano

que reza bajo las andas

que camina tras los pasos

de Cristo que por tus calles

vuelve a pasar caminando.

Sólo por Ti, la Patrona

de este solar castellano,

sólo por Ti, Dulcinea,

de los sueños desvelados,

¡sólo contigo, Piedad,

siempre Piedad a tu lado!

 

SALUTACIÓN

Reverendo Señor Cura Párroco.

Reverendos Vicarios Parroquiales.

Reverendos Padres Franciscanos.

Religiosas y consagradas.

Señor alcalde.

Miembros de la corporación municipal.

Autoridades civiles y militares.

Presidente y miembros de la Junta de Cofradías.

Hermanos mayores de las Hermandades de esta Muy Leal Villa.

Miembros de la Mayordomía del Cristo de Gracia y de la Virgen de la Piedad.

Cofrades de Quintanar.

Querida familia y amigos.

Señoras y Señores.

Gracias Quintanar, por convocarme en esta hora a recorrer tus calles con la memoria y a dibujar una nueva pasión en el papel. Gracias por llevarme de nuevo de la mano por tus tradiciones y costumbres. Gracias por llamarme a cumplir la función sacerdotal de ser como el vigía en la torre, anunciando el nuevo tiempo que nos llega.

Gracias a la Junta de Cofradías en la figura de su presidente, Santiago, por poner en mis manos la responsabilidad de pronunciar este pregón.

Gracias al cura párroco por acoger este acto en la parroquia y por confirmar con su consentimiento el nombramiento del pregonero.

Gracias al presentador del acto, Víctor, por sus palabras. En ellas encuentro la acogida que siempre me dispensó como colaborador de la parroquia y el deseo de mantener las hermosas tradiciones de este pueblo.

Gracias a la Banda de la Escuela Municipal de Música y a su director, Sebastián Heras, por participar y dar realce a este acto. En vosotros está el fruto de la larga tradición musical de este pueblo. Sólo puedo resaltar las facilidades que encuentro siempre por parte de vuestro director en todos los proyectos que se proponen.

Gracias a mis amigos. Gracias a aquellos que habéis colaborado con vuestras aportaciones y con vuestra paciencia a la redacción de este Pregón.

 

EL SAGRARIO

Comienza el Pregón de la Semana Santa. Pero estas palabras que hoy escucháis han comenzado ya a resonar mucho tiempo antes de que yo viniera a esta iglesia parroquial. Sí, el pregón ya lleva meses resonando. No me refiero al sonido de las bandas de música, ni al trajín de los ensayos de los cargadores de los pasos. Me refiero a un sonido de Pregón mucho más profundo. Es el sonido que resuena en muchos corazones, desde ya hace tiempo.

En una casa cualquiera, no muy lejos de aquí, hace tiempo que se sembró en una maceta un puñado de lentejas. Ya han brotado, y esperan en lo oculto seguir creciendo con el característico color blanco. Así hasta que llegue el momento de traerlas a la iglesia. Aquí serán colocadas como adorno a los pies del Monumento durante la noche del Jueves Santo.

En otra casa unas manos nerviosas revisarán viejos recuerdos almacenados en una caja de cartón. Allí encontrarán una vieja fotografía. Tres hombres hacen guardia, con los pies juntos, el cuerpo erguido y la cara seria. Portan guantes blancos, un corpiño de piel en el torso, enagüillas y botas altas, casco y una alabarda en la mano derecha. Se trata del antiguo cuerpo de los “armaos”. Tenían como función custodiar el Monumento en la noche del Jueves Santo. Luego, en la noche del Viernes Santo eran los encargados de custodiar el paso del Santo Sepulcro en su recorrido procesional.

Cuánta verdad en estas dos costumbres. La de plantar monumentos para traer ante el Sagrario, a punto de desaparecer. La del cuerpo de armaos, actualmente perdida. Sin duda merece la pena recuperar estos ritos, en lugar de emplearnos en crear nuevas tradiciones o traer otras distantes a nosotros.

Y todas estas costumbres tienen como centro al Sagrario. El Pregón, tras pedir la venia a la Virgen de la Piedad, también quiere dirigir su oración a Jesús sacramentado, que debe ser el centro de la vida de todo cofrade. Pedro Calderón de la Barca lo resume en estos versos:

 

El género humano tiene

contra las fieras del mundo,

por más que horribles le cerquen,

su libertad afianzada,

como a sustentarse llegue

de aquel Pan y de aquel Vino

de quién hoy es sombre éste…

Nadie desconfíe,

nadie desespere.

Que con este Pan y este vino…

las llamas se apagan,

las fieras se vencen,

las penas se abrevian

y las culpas se absuelven.

 

LOS AMIGOS

¿Porqué he venido a Quintanar esta noche? Porque siento la llamada muy dentro del corazón a romperme por dentro y compartir con vosotros lo que siento. Por Piedad, primera palabra y última del pregón, vengo a este rincón de tierra a cantar vuestra Pasión, que es también la mía.

Pero también vengo por una palabra que a veces puede resonar hueca y vacía pero que, en esta noche, para mí es plena de sentido. Amistad. Es la palabra que también me convoca en este día.

Porque en los bancos de esta iglesia, en las calles de este pueblo, en el camino de cipreses que se extiende más allá de la Ermita de Santa Ana, puedo decir que tuve y sigo teniendo amigos.

Y porque la amistad es fundamental en la Semana Santa. Cuántos nuevos hermanos ingresaron en la cofradía a través de un amigo. Cuántos lazos se forjaron de auténtica amistad en el seno de la cofradía, en los ensayos de cargadores, en los ensayos de la sección musical.

Y porque parte de la Pasión la conforman los amigos del Señor. Santa Marta y San Juan forman parte de ese grupo de amigos de Jesús que lo siguieron allá donde Él fue, y que recorren constantemente las calles de Quintanar en busca de su Señor.

 

Toda la Pasión de un Pueblo

está trabándose ya.

Ya ensayaron las cuadrillas

sus mecidas a compás,

las entradas, las salidas,

y también las levantás.

Ensayaros las cornetas

sus sonidos de cristal,

el redoble del tambor,

las marchas por estrenar,

los compases de la banda

y la marcha “madrugá”.

Ya las túnicas salieron

de penitencia pascual,

los cirios, los estandartes,

y los cetros de metal.

Ya Pilato está dispuesto

para sentencia dictar,

el Ángel de la oración,

Judas pensando besar

a Jesús en la mejilla,

la Verónica y la faz.

Ya las flores se cortaron,

las calles por adornar,

los personajes del drama

todos a punto ya están.

Más, no sé, algo me falta.

No termina de cuadrar

toda cuenta que me hago

es un volver a empezar.

Están Jesús y su Madre.

Longinos, por rematar.

Y José de Arimatea,

con Nicodemo vendrá.

Tres Marías nunca fallan.

No sé ya cómo contar.

Algo le falta a mi drama

para volver empezar.

Y es ahora cuando encuentro

que me faltan Marta y Juan.

Ellos pasan tan callando

que ni se escucha su andar.

Son amigos en silencio

más no pudieran faltar

a la cita de este pueblo

con el que anduvo en la mar.

Ellos son el evangelio

hecho carne de verdad,

son modelo de cristiano

para nuestro caminar.

Por eso le digo a todos,

nunca dejéis de mirar

a Juan y a Marta viviendo

la Pasión de Quintanar.

En un mundo sin certezas

ellos la fe nos darán

y seguirán al Maestro

a donde quiera que va.

Que San Juan y Santa Marta

son ejemplo de amistad.

 

CRISTO EN TODAS LAS CASAS

Ya Quintanar está en la calle. Desde el miércoles de ceniza, viernes tras viernes de cuaresma los vía crucis recorren las calles cosiendo el pueblo desde sus ermitas. Llegarán los besapiés de las imágenes del Señor y también la novena de la Virgen de los Dolores en el convento de los Padres Franciscanos que culminará con la procesión del Viernes de Dolores. También los ensayos de los cargadores y de las bandas hacen que ya se esté viviendo una anticipada Semana Santa en las calles más alejadas del centro.

Ya en las primeras vísperas del Domingo de Ramos tendrá lugar la procesión infantil, preludio de la procesión de las palmas en la que Cristo entra en Quintanar de la Orden. Primero entrará triunfal entre la algarabía de todo el pueblo. Luego entrará silente en cada corazón en las confesiones del Lunes Santo.

El Miércoles Santo se representará en la plaza de San Sebastián la Pasión. Al concluir partirá desde aquella Ermita la procesión de las carracas, para acompañar al Cristo de la Humildad hasta la iglesia parroquial. En ese momento, ya no será Quintanar quien esté en la calle. Será el propio Cristo el que se adueñará del espacio público. Desde las cruces de ceniza del miércoles con el que inauguramos la cuaresma hasta el sonar de las carracas del Miércoles Santo todo se habrá transfigurado.

 

GETSEMANÍ

La tarde de Jueves Santo Quintanar se convierte en un inmenso cenáculo. En la Parroquia, en el Convento de los Padres Franciscanos, en la Casa de las Hermanitas, en el Monasterio de las Madres Trinitarias se vive la misma experiencia que vivieron los discípulos en el cenáculo. Jesús vuelve a lavarnos los pies. Parte el pan de nuevo y ofrece la copa de vino. La celebración litúrgica se prolonga con la adoración silente en el Monumento. Las calles se llenarán de personas que van de un lugar para otro. De repente llegará el sonido de las bandas de música. Túnicas penitentes comenzarán a dirigirse a la Ermita de la Virgen de la Piedad. La glorieta se convertirá en el huerto de Getsemaní.

 

La luna se ha oscurecido

sobre olivos de mi Mancha.

Entre sombras que le hieren

Jesús tembloroso avanza.

Ya postrado está por tierra,

viene un ángel y lo alcanza.

En sus mejillas presiente

un beso que lo atenaza.

Un beso de muchos otros.

La traición está cerrada.

Su epidermis se estremece,

una túnica morada,

su reino no es de este mundo

que Medinaceli llaman.

En la frente frota sangre:

ya se ha abierto la fontana.

Amarrado a la columna

que lo hiere y lo desgarra.

Es Jesús que queda solo.

Más lo sigue santa Marta.

Ya resuena la sentencia

y levitan sus palabras.

En el silencio del huerto

el ángel lo confortaba.

Ya Jesús es humildad

en el suelo se derrama.

Alto rey de las naciones

con el cetro de una caña.

Más allá de los olivos

la ciudad está agitada.

Han sacado los crespones

tres Marías en sus casas.

Juan espera en el silencio

de la noche congelada.

Suena la voz del Maestro

“levantaos sin tardanza”.

En el pecho de María

negros temores se alzan.

Ya le rompe la camisa

a la Soledad la espada.

La luna se ha oscurecido

sobre olivos de mi Mancha.

Sobre ríos de promesas

vienen flotando las andas.

Las cornetas lancearon

el cielo con su mortaja

y brotaron girasoles

en la noche más amarga.

Quintanar y su Pasión

es una danza de llamas.

En la prensa del aceite

Cristo sufre entre plegarias.

 

ADONDE QUIERA QUE VAYAS

¿Quién duerme en la noche del Jueves Santo? Es noche de acompañar a Cristo en el Monumento. Ya de madrugada perturbará el silencio de las calles el ruido del tañer del muñidor. Será aún noche cerrada cuando se predique en la parroquia el sermón de la Pasión. Y saldrá a la calle Jesús preso. Será en ese momento cuando le digamos al Señor: “Te seguiré adonde quiera que vayas”. Y comenzará nuestro caminar tras el dulce Nazareno.

 

Por Ti, mi Jesús cautivo,

el de la túnica blanca,

pasaremos largas noches

hasta que traigas el alba.

Por Ti cautivos seremos,

y tañeremos campanas,

cruzando la judería

el Viernes de madrugada.

Por Ti seremos testigos

de la sentencia cantada

resonando por tejados

para ensordecer la plaza.

Iremos siempre tras tuyo

Jesús que truecas en malva

el blancor de tu condena

cuando la cruz se descarga

sembrando verdes regueros

en la torre de tu espalda.

Seguiremos tras tus huellas

para perseguir tu estampa,

mientras siembras lirios negros

por donde quiera que pasas.

En la cruz de tu condena

van nuestras cruces clavadas,

nuestras heridas están

todas juntas en tu llaga.

Jesús mío Nazareno,

sólo bendigo tu cara

y pido que nunca falte

tu perfil en cada casa,

las promesas escondidas

sangrando bajo las andas,

y el más seguro fortín:

tu peana desgastada.

Siempre contigo, Señor,

y si quieres y lo mandas

iremos hasta Toledo

marcharemos tras tus andas

y allí diremos a todos

que contigo no hay batallas.

Siempre contigo Jesús,

como aquella tarde clara

que fuiste a la catedral

en un río de plegarias,

cuando dijimos a todos

que no entendemos España

si no fuera por la cruz

que tan dulcemente abrazas.

Siempre contigo, mi Cristo,

te lo dice nuestra alma,

dulce Jesús Nazareno

esta siempre la plegaria:

iré contigo, Señor,

adonde quiera que vayas.

 

UNA CADENA DE FE

La Semana Santa, aun siendo una celebración que vivimos desde la soledad de la túnica nazarena, o desde el esfuerzo de los portadores de las andas, es sobre todo un acontecimiento comunitario.

De nada servirían los toques de un instrumento si no se integran en el conjunto de la banda de música, de tambores y cornetas o de la agrupación musical. De nada sirve la penitencia anónima si no se integra en el cortejo de la cofradía. De nada sirve la pericia y la fuerza del cargador si no se une al esfuerzo de la cuadrilla que logra hacer desfilar los pasos por las calles.

Pero no sólo es una celebración que nos une a todos y que afecta a todos los grupos sociales. Es también una fiesta que une en una cadena invisible a todas las generaciones. Desde los más mayores, que quizá vieron llegar los pasos recién adquiridos tras finalizar la Guerra Civil, hasta los niños que se acercan a las andas en brazos de sus padres, hay una cadena invisible de transmisión. Todos participan en la celebración. Y de unos a otros se produce el contagio de la fe. Desde los mayores hasta los pequeños. Y también desde los pequeños hasta los mayores.

Por eso me parece un acierto la inclusión en el recién inaugurado monumento a la Semana Santa de las figuras de dos nazarenos, uno de ellos un niño pequeño. Dos eternos nazarenos, en los que todos nos vemos reflejados y que serán testigos de la procesión de los pasos en la mañana del Viernes Santo.

 

Vamos juntos de la mano

le está diciendo a su hijo

un padre que está de estreno

en este rito de siglos.

Y llegan a la parroquia,

todo es un tremendo lío,

cargadores, nazarenos,

instrumentos con sus brillos.

Sale ya la procesión,

se desliza con sigilo

una lenta torrentera

de pasos con sus motivos,

esculturas entre flores

que hablan de modo distinto

del drama del galileo

que es la muerte de Dios mismo.

Primero vendrá Pilato,

con Jesús en triste sino.

Una sentencia dictada

y un cobarde sin distingos.

Con la cruz el Nazareno

viene marchando con brío.

Cuando cruza por la plaza

una mujer del gentío

que Verónica se llama

coge un sudario de lino

y le limpia las heridas

para que surja el prodigio.

Santa Marta nunca falta

a la cita con su amigo.

Siete palabras resuenan

a la hora del suplicio

cuando en medio de ladrones

agoniza Jesucristo.

Las tres Marías caminan

presurosas sin destino.

Encuentran ya su consuelo

entre tanto desatino.

Ha llegado ya san Juan

indicándole el camino

a la Madre de Dolores

que siente como un cuchillo

ha partido sus entrañas

con la lumbre de su filo.

Ojalá que el Santo Viernes

vuelva a ser nuevo y distinto

y vivamos la costumbre

con un anhelo tan limpio

¡descubrir esta Pasión

con los ojos de los niños!

 

QUINTANAR ES UN CALVARIO

Momento central de la liturgia del Viernes Santo será la adoración de la cruz. Cruz que besaremos todos y que se alzará en el centro de los corazones.

Cruz que en Quintanar se ve reflejada de modo sublime en el Cristo de Gracia. En Él vemos condensado todo el amor, la serenidad y la entrega. Cruz que veremos gloriosa en el mes de septiembre en las fiestas patronales en su honor.

 

Quintanar es un Calvario

en esta tarde de lanzas,

de lamentos sin consuelo

con ocaso de mortajas.

En el templo hay oraciones

y suspiros de las almas

mientras los vencejos vuelan

en un cielo sin campanas.

Quintanar es un Calvario

en esta tarde quebrada.

En lo alto de la Cruz

está la carne clavada.

Cinco ríos se han abierto

que toda la tierra empapan.

Muchas fueron tus bondades

para paga tan amarga.

Quintanar es un Calvario

en esta tarde de malvas,

con espinos en las manos

y sueños en desbandada.

Más en medio del silencio

se levanta con sus alas

y acercándose al madero

deja un beso en cada llaga.

Quintanar es un calvario

que aguarda ya la alborada

y sueña que al tercer día

vendrá la mañana clara

en que todo cambiará,

se cumplirá su esperanza:

encontrar a Cristo vivo

en un abrazo de Gracia.

 

NO TE MARCHES, SOLEDAD

En la noche del Viernes Santo se organiza en Quintanar el cortejo del Santo Entierro. Procesión que comienza con el nazareno de túnica morada que porta la bandera negra, que se hará denso silencio cuando pase el paso del Sepulcro y que culmina en esa otra bandera negra que el paso de la Soledad.

La Soledad llega deslumbrándonos enmarcada en su paso de palio con toda la candelería encendida. Y se marcha dejándonos conmovidos. Así la vemos alejarse, mientras el pregonero le dice:

 

Virgen vestida de negro

no termines de marchar.

No te vayas de mi vista,

no se oculte tu pisar.

Y mientras Tú, tan llorando,

sólo puedes recordar

aquellas Siete Palabras

que en tu corazón silente

no terminan de sonar.

De tus ojos no se borra

aquella bendita faz

que Verónica limpiara

en un paño sin igual.

La lanzada se ha clavado

en el pecho para dar

la fuente de toda gracia

ya brotando sin cesar.

El descendimiento tuvo

en tus labios su compás.

Tres Marías tu compaña,

con Santa Marta y San Juan.

Las angustias tu corona

mientras Cristo muerto está

aguardando en el sepulcro

mientras Tú tan sola estás.

Por eso mi romancero

quiere volverte a rogar

no te marches tan de luto,

no nos falte tu mirar.

No nos falte tu consuelo,

ni tu abrazo de piedad,

tus palabras tan ardientes,

tu silencio al caminar.

Alejándote, te vas,

con tu vestido de luto,

con tu llanto de cristal,

no te marches con tu pena,

no te marches, Soledad.

 

UNA NUEVA PROCESIÓN

Pero la Soledad se alejará lentamente de nuestros ojos. Nos sentiremos huérfanos por un instante mientras las bambalinas de negro terciopelo se mecen a compás de la Banda Sinfónica Municipal. Los últimos compases se agotarán tras resbalar untuosos en las paredes de las casas. El silencio se hará más palpable aún si cabe.

Con un vacío grande en el pecho, en la parroquia todo volverá a la normalidad en la mañana del Sábado Santo. Las imágenes ocuparán los altares hacia los que dirigiremos nuestras plegarias. Las andas regresarán a los almacenes donde permanecerán durante todo un año.

Las flores que adornaron los pasos se repartirán entre los hermanos. Pero la mayor parte de ellas serán depositadas en el cementerio sobre las tumbas de antiguos hermanos de las cofradías.

Allí esperarán a la noche. Será cuando la oscuridad vuelva a adueñarse de este pedazo de tierra cuando en la iglesia parroquial y en cada templo vuelva a bendecirse el fuego. El cirio realizado con cera de abeja será marcado con el signo de la cruz. Un alfa y una omega. Un año: 2019. Se clavarán en él clavos que abrirán en su limpia superficie cinco llagas. Se hará la luz. Y tomaremos esta luz en nuestras manos. Y la noche, que tan oscura parecía, se hará luminosa y resplandecerá en la vigilia pascual. Será el comienzo de un mundo nuevo.

Y en ese momento Quintanar, que tanto empeño pone en acompañar al Señor en su Pasión y en confortar los Dolores de María, se hará río de luz y de gozo. El Señor Resucitado y la Virgen se encontrarán en la Plaza. Una vez más las casas de este pueblo serán el escenario en el que se repite el misterio sagrado.

Un tiempo nuevo comienza en esta noche de Pascua. Y como de un tronco que reverdece brotarán en él los sacramentos de la iniciación cristiana. Nuestro corazón resplandecerá y reverdecerá. Verdaderamente Cristo ha resucitado.

 

SETECIENTOS AÑOS

El Pregón llega a su fin. Y con él la acción de gracias por haber podido llevar esta barca hasta su puerto en medio de tantas tormentas.

Es ahora cuando tengo que terminar de abrir el corazón y compartir una duda que me ha venido asaltando durante todo el Pregón. ¿Porqué me habéis elegido a mí, si yo no nací en el Toledillo, ni en la Huerta Postrera? Si yo no crecí en el barrio de San Juan, ni en el de San Antón. Si no jugué las tardes de merienda en Santa Ana, ni en San Valentín, ni en la Ermita de la Virgen. Si yo no aprendí a mirar el mundo en Santa Marta o en la plaza de los Carros.

Porqué me llamasteis en este año singular en el que Quintanar de la Orden, la muy noble y leal villa, el cruce de caminos, la gran población que sirve de eje a todas las que se aglutinan a su alrededor, se encuentra inmersa en la celebración de los setecientos años de la entrega de la carta de privilegio por parte del rey Alfonso XI.

Si en mí no hay mérito ninguno que me haga merecedor de esta encomienda ¿porqué me trajisteis hasta esta iglesia y me cedisteis la palabra para que tan sólo esbozara lo que cualquiera de vosotros dibujaría mucho mejor que yo?

Y sólo encuentro respuesta cuando vuelvo a la Ermita, cruzo sus puertas, me pongo de rodillas y miro a la Virgen de la Piedad. Porque en Ella todos vemos a nuestra Madre y sentimos brotar renovados lazos de amistad.

Y también en la Virgen de la Piedad vemos en grado sumo los frutos de la pasión de su Hijo Jesucristo. Porque Ella recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Porque Ella, asociada a su Hijo el Cristo triunfante, fue preservada de la corrupción del sepulcro y fue asunta al cielo, tal y como celebramos cada quince de agosto. Pentecostés y Asunción. Los dos días más grandes de Quintanar.

Siempre la Piedad. 700 años de carta de privilegio. La pasión de un pueblo. Un pregón que termina. Muchos corazones, todos los que estamos aquí, y una voz, que es la mía, pero que podría ser la de cualquiera de vosotros.

Por eso, abusando de vuestra confianza, y con la venia del párroco aquí presente, quiero hacer mío el deseo que ya manifestara el anterior cura párroco en una función de la Subida para soñar fundir todo el oro de nuestro amor en una corona que ciña la frente de la Virgen de la Piedad, como fruto más excelso de la pasión de un pueblo.

 

Ya todo habrá terminado.

Sentiremos la oquedad

que queda en el corazón

cuando dejamos atrás

la semana más hermosa

y volvemos a empezar.

Más quisiera en esta noche

que pudiéramos soñar

una Pasión tan distinta

que no acabara jamás.

Una fe que no termine

y que fuera Quintanar

una luz entre las sombras

y trabajáramos más

por sembrar el evangelio

en los niños. Y además

fueran también las familias

almácigas de la paz.

Y que la Pasión de un Pueblo

fuera siempre el ideal

de Quijotes soñadores

siempre con la lanza a ras.

Que por las calles marchasen

siempre sonando a compás

las bandas que nos indiquen

a seguir el ideal.

Que los campos, los comercios,

fueran a carta cabal

esas nuevas cofradías

donde aprendemos a amar.

Que brotaran por doquier

pasos en los que mirar

a Cristo y a su Madre

y que todo fuera altar

monumento levantado

de una pasión sin igual.

Todos vayamos a una.

Nunca nos podrán parar.

Quintanar es su Pasión,

la Pasión es Quintanar.

Que nunca desfallezcamos

para entre todos trazar

una corona distinta

y con las obras forjar

en metal de corazones

esa diadema sin par.

Y que la ofrezcan a Ti

que siempre Piedad nos das.

Porque eres Tú la honra

de mi pueblo y su heredad.

El tesoro más fecundo

de la muy noble y leal.

Por eso cuando el Pregón

quiere venir a expirar

quiere hacerlo ante tus plantas

para poder entregar

de tus hijos la pasión

y así entre todos soñar

que llegará la jornada

en que te podamos dar

el amor que recibimos

cuando vamos a rondar

las cancelas de tu ermita

y nos congrega tu faz.

Y es que entonces soñaremos

estar en la eternidad

y besaremos tu frente

y la deuda saldará

del anhelo que sentimos

de a Ti poderte abrazar

y quede por fin, María,

coronada tu Piedad.

 

HE DICHO